Julián
iba en el kilómetro cuarenta de la carretera tuxpan-méxico, cuando
de su celular, en aleatorio, empezó a sonar Parallel lines por los
altavoces del coche. Volteó a ver el celular durante tres segundos
decidiendo si cambiarla o no. Sabía que no debía escucharla al
cuarto segundo, al quinto se dio cuenta que no podría cambiarla.
What's
the inmaterial subtance that evelopes two
that
one perceives as hunger
and
the other as food?
—
No
puedes esperar que crea que puedes cambiar. Siempre vas a ser un
miserable, y eso podría matarnos a los dos, porque yo vivo para ti,
pero no esperes que crea que vamos a ser felices si tenemos un hijo.
—
Entonces
ya sé que tu también te vas a querer ir después.
— ¿Ahora
resulta que me quieres amarrar con un hijo?
— No, no
es nada de eso. Sólo que siempre he querido ser un padre, querer a
mi hijo, hacer todo por él. Como cuando supe que eras el amor de mi
vida y me di cuenta que te iba a dar mi vida, y lo hice. He cambiado
por el amor que te tengo, podré ser mejor por el amor a mi hijo.
— Sí,
pero un hijo es diferente, nosotros estamos intentando ser lo menos
miserables posible, ¿para qué traemos a alguien que lo más
probable, no, seguramente, sea miserable también? Vamos a sufrir aún
más si es miserable. Nos vamos a morir más si es miserable. No
vamos a tener un hijo. Ya deja de ser tan caprichoso y tan paranoico
diciendo que te voy a dejar; te voy a amar hasta que me muera, no hay
escenario en el que no te ame.
— El
amor no tiene nada que ver con la permanencia.
— Tampoco
la felicidad con los hijos, Julián. Sólo estás racionalizando la
pendeja idea de “tienes que tener hijos” de nuestros padres.
— Claro
que no, María. ¿Cual es el puto problema con querer tener un hijo
contigo? Sí, quizá he racionalizado, pero es porque quiero que
tengamos un hijo. Quiero tener un hijo contigo.
— ¿Cual
es el puto problema con que yo no quiera? En realidad no necesito
razones para no tenerlo.
Julián se
levantó de la incomoda silla de playa y dejó a María sola, sentada
al borde de la piscina. Ella lo vio alejarse, sintiéndose mal.
Sintió las náusea de lo irremediable. Cuando lo perdió de vista se
dio cuenta que no le dolía el alma, le dolía el cuerpo. Dejó de
pensar al caer y deslizarse a la piscina.
I
wake in tangled covers,
to
a sash of snow,
Julián
se distrajo un poco más recordando todas las personas que asistieron
al funeral de María. Fueron cuarenta personas. Su padre no fue al
funeral, tampoco volvió a salir de su casa. Pensó que quizá se
suicidó, le parecía del tipo suicida, pero jamás lo sabría, no
podría hablar con el señor sabiendo que fue su culpa que se ahogara
en la piscina en la que la había dejado sola en un berrinche.
Recordó
el ataúd cobrizo asqueroso que eligió la madre, recordó cuando no
dijo a nadie que ella quería ser cremada y esparcida sobre la tumba
de Julián, con esa seguridad de longevidad que siempre se cargó.
you
dream in a cartoon garden,
I
could never know.
No
le gustaba decidirse sobre el vacío o el cielo y el infierno.
Tampoco pensar en la reencarnación. Cualquiera era injusto para
ella. Cuando pasó el funeral, al llegar a casa y quemar todas sus
cosas, solo conservó una fotografía, en la que escribió el
epitafio que él hubiera puesto en la tumba, en vez de esa
asquerosidad bíblica. “Perdón”.
Innocent
imitation of how it would be
Le
gustaba torturarse con una imagen de ella sentada viendo un concierto
de Edith Piaf, intentando cantar como ella. Le fascinaba hacer cosas
que no podía hacer bien. No le molestaba para nada no ser buena en
algo, a pesar de ser obsesiva podía ser leve. Y lo hacía volar a él
también. Quizá hubiera podido cantar más veces, ser feliz más
veces, pensaba Julián mientras daban las tres de la mañana.
in
my imagination, you are cast in gold
your
image a compensation for me to hold.
Su
mejor amigo, José David, el mejor pintor que conocía, lo escuchó
durante horas. Después de escucharlo, tomar vodka y acabarse los
jugos con los que le decía que los combinara para no hacer la
“nacada” (como él decía) de tomarlo sólo con agua natural y un
poco de limón, le dijo a Julián que dejara de idealizar. Que tenía
que aceptar que no hubiera sido todo miel en la luna si seguía
viviendo, que tenía que liberarse de la culpa. Julián le dio un
beso a su amigo, le dijo que iba al hotel y que le gustaba idealizar
porque pensar en lo peor la había matado. José David le sonrió
diciendo que lo quería y que se veían mañana para ir a ver a su
mamá que tanto preguntaba por él. Julián se sintió muy extraño
al recordar la sonrisa de David y la de María al mismo tiempo. Se
sintió muy extraño de la gente que había amado. Tenían sonrisas
hermosas para haberse roto tanto por el tiempo y las ausencias. Se
puso a llorar.
Parallel
lines, move so fast,
toward
the same point,
infinity
is as near as it is far.
Julián
se sintió muy bien de pensar en tanto en una sola canción, quizá
si podría ser escritor después de todo. Aceleró un poco más, ya
quería llegar. Se quedó viendo las lineas. Cantó “Infinity is
near as it is far.. Parallel lines”. Siguió viéndolas. Las líneas
amarillas continuas. Recordó su primer viaje por esa carretera y lo
pacifica que siempre le pareció esa ruta. Siempre se sentía bien en
esa ruta. Cantó un poco más “Parrallel lines… move so fast”,
la voz se le rompió un poco justo antes de meterse al carril
contrario para morir aplastado por un camión.
No
salió en ningún periódico. José David todavía lo extraña,
todavía lo dibuja.