miércoles, 26 de octubre de 2016

It clatters

Del otro lado de la mesa
un fantasma
¿un fantasma?
Intocable
       en otro plano
                  out of reach

Sonríes
o imagino que sonríes
me preocupa que sea mi cabeza
que en realidad no estés
¿por qué estarías
hasta el otro lado de la mesa?

No me dejas tocarte
tal vez
temes que algo pudiera explotar
que al contacto
entre nuestra piel
pudieran brotarte
los días
la brisa
la soledad

tus manos tiemblan
podría no pasar nada
podríamos no llegarnos a amar
               no
                             sí
                                           si

nos recargamos en el respaldo
suspiro por los dos
te desvaneces un poco
mirando al suelo

ojalá estuvieras asustada
sonríes y pierdo un poco la razón

en esta ilusión absurda
a través de tus ojos
entiendo la obsesión
entiendo cómo esos ojos tuyos
me hacen sentir
como esos idiotas
que creen en la divina salvación

Alguien llegó

te esfumas

sólo pienso
¿por qué del otro lado de la mesa?
Pienso
esto no se terminó

ojalá otro día vengas  

sábado, 6 de agosto de 2016

Los peligros de fumar en la cama


¿Sabes cuantos incendios fatales ha habido en la ciudad en el último año? Siete. En ellos, murieron siete mujeres, que probablemente jamás pensaron morir en un incendio, si no con sus esposos sesenta años más tarde. 
—Yo nunca he creído que podría morir en un incendio, ¿pero eso qué tiene que ver con que no quiera besarte? 
—Las personas valoran de manera muy extraña su vida y sus relaciones, dan demasiado por sentado; creen que la persona que aman es el amor de su vida, o que su amor es único, yo creo que hay muchas más posibilidades, posibilidades únicas, cada una importante. ¿Y qué si me quema el alma cada una de las mujeres que he querido? So be it! 
—Tal vez tienes razón. 

Lo miró unos dos segundos sin decir nada, pensando, erróneamente, que era único por su discurso. Después esta pelinegra llamada Priscila, la más guapa del lugar, sin exagerar, se inclinó para besarlo como ella creyó que nadie lo había besado. 

—Me dijiste que te llamas Alejandro, ¿cierto? 
—Sí, Priscila.— él sabía cuanto le gustaba a las chicas que recordaran sus nombres, que los tuvieran en la boca hasta el cansancio. 
— ¿Y ahora qué? 
—Vámonos justo ahora. No le digas a nadie, desaparece conmigo un poco, te llevaré a mi lugar favorito. 

Alejandro la tomó de la mano, ella creyó que si, a diferencia de siempre, esta vez no le importaba que los demás chicos la vieran tomada de la mano de alguien quizá las cosas saldrían mejor. No dijeron una sola palabra en las diez calles que había entre el bar y el lago. Al llegar al lago por primera vez notó algo además de su cabello y pómulos, Priscila traía un suéter negro con motas rojas que dejaba descubiertos los hombros, una falda inversa, roja de motas negras, mayones negros y unos zapatos tenis blancos, increíblemente limpios. 

—Quítate los lentes, por favor. 
—¿Quieres que no vea que eres más feo en esta luz? 
—¿Crees que soy feo?
—No, en realidad eres muy guapo, dudo que alguien olvide tu cara.

La tomó de la cintura y la besó, se besaron algo así como tres minutos. Los dos encendieron en el otro una llamaba imposible de disolver en el aire. 

—Hagámoslo aquí. 
—¿Qué te pasa? La gente viene acá a todas horas. — dijo entre risas. 
—A mi no me importaría. 
— A mi sí. Pero mejor hagamos algo, si me alcanzas nos vamos a mi casa.

Comenzó a correr Priscila y dos metros adelante cayó de rodillas, al grito de "Puta madre". Alejandro corrió a ayudarla, la sentó en la guarnición del lago,  la limpió con su playera, le puso agua en la herida y le sobó las piernas con una confianza de amantes. 
Alejandro nunca en su vida se había caído, ni una sola vez, consideraba a la gente que se caía mucho unos estúpidos irremediables. 
Priscila se había caído 2406 veces de su nacimiento a ese momento, pero cuando él la vio herida supo que la quería. 

—Vamos a mi casa. — dijo ella.

El taxi costó 52 pesos, exactamente lo que le había sobrado de las cervezas que había tomado esa noche. Un rato después de llegar, después de cambiarse la ropa sucia y quitársela frente a él, Priscila sintió por primera vez un peso que no la ahogaba, y él comprendió a Girondo cuando ella lo hizo volar. 

Alejandro le tenía un miedo terrible a sus padres, jamás se atrevió a fumar donde alguien lo pudiera ver por una extraña paranoia a que les contaran, aún ahora, tanto años después del fatal incendio donde sus padres no sobrevivieron. 

Alejandro dijo "Es una pena que nunca nos volvamos a ver", mientras fumaba en la cama. Priscila no pudo responder. Se fue del lugar, al llegar a casa pensó en ella y durmió tan bien como pocas veces en su vida. 

Al día siguiente se levantó a eso de las ocho de la noche, se duchó y fue al mismo bar de la noche anterior, donde platicando con una chica de nombre Carla le dijo

¿Sabes cuantos incendios fatales ha habido en la ciudad en el último año? Ocho. En ellos, murieron ocho mujeres, que probablemente jamás pensaron morir en un incendio, si no con sus esposos sesenta años más tarde. 
—Yo si he pensado en la posibilidad de morir en un incendio, y me tengo que ir, me espera mi novio. 

Alejandro bebió sólo una cerveza esa noche, después regresó a casa, pero al no poder dormir decidió quemar al perro de su vecino que a veces se cruzaba a su balcón. 

Un año más tarde un titular de periódico con la fotografía de un hombre muy sonriente y un rostro dificil de olvidar, hizo a Carla a aceptar la propuesta de matrimonio de Cristian, su novio, pues se había dado cuenta que amarlo le salvó la vida. El titular decía "Detective retirado descubre a asesino serial detrás de 78 incendios".  

martes, 28 de junio de 2016

Parallel Lines

Julián iba en el kilómetro cuarenta de la carretera tuxpan-méxico, cuando de su celular, en aleatorio, empezó a sonar Parallel lines por los altavoces del coche. Volteó a ver el celular durante tres segundos decidiendo si cambiarla o no. Sabía que no debía escucharla al cuarto segundo, al quinto se dio cuenta que no podría cambiarla.

What's the inmaterial subtance that evelopes two
that one perceives as hunger
and the other as food?

No puedes esperar que crea que puedes cambiar. Siempre vas a ser un miserable, y eso podría matarnos a los dos, porque yo vivo para ti, pero no esperes que crea que vamos a ser felices si tenemos un hijo.
Entonces ya sé que tu también te vas a querer ir después.
¿Ahora resulta que me quieres amarrar con un hijo?
No, no es nada de eso. Sólo que siempre he querido ser un padre, querer a mi hijo, hacer todo por él. Como cuando supe que eras el amor de mi vida y me di cuenta que te iba a dar mi vida, y lo hice. He cambiado por el amor que te tengo, podré ser mejor por el amor a mi hijo.
Sí, pero un hijo es diferente, nosotros estamos intentando ser lo menos miserables posible, ¿para qué traemos a alguien que lo más probable, no, seguramente, sea miserable también? Vamos a sufrir aún más si es miserable. Nos vamos a morir más si es miserable. No vamos a tener un hijo. Ya deja de ser tan caprichoso y tan paranoico diciendo que te voy a dejar; te voy a amar hasta que me muera, no hay escenario en el que no te ame.
El amor no tiene nada que ver con la permanencia.
Tampoco la felicidad con los hijos, Julián. Sólo estás racionalizando la pendeja idea de “tienes que tener hijos” de nuestros padres.
Claro que no, María. ¿Cual es el puto problema con querer tener un hijo contigo? Sí, quizá he racionalizado, pero es porque quiero que tengamos un hijo. Quiero tener un hijo contigo.
¿Cual es el puto problema con que yo no quiera? En realidad no necesito razones para no tenerlo.

Julián se levantó de la incomoda silla de playa y dejó a María sola, sentada al borde de la piscina. Ella lo vio alejarse, sintiéndose mal. Sintió las náusea de lo irremediable. Cuando lo perdió de vista se dio cuenta que no le dolía el alma, le dolía el cuerpo. Dejó de pensar al caer y deslizarse a la piscina.

I wake in tangled covers,
to a sash of snow,

Julián se distrajo un poco más recordando todas las personas que asistieron al funeral de María. Fueron cuarenta personas. Su padre no fue al funeral, tampoco volvió a salir de su casa. Pensó que quizá se suicidó, le parecía del tipo suicida, pero jamás lo sabría, no podría hablar con el señor sabiendo que fue su culpa que se ahogara en la piscina en la que la había dejado sola en un berrinche. Recordó el ataúd cobrizo asqueroso que eligió la madre, recordó cuando no dijo a nadie que ella quería ser cremada y esparcida sobre la tumba de Julián, con esa seguridad de longevidad que siempre se cargó.

you dream in a cartoon garden,
I could never know.

No le gustaba decidirse sobre el vacío o el cielo y el infierno. Tampoco pensar en la reencarnación. Cualquiera era injusto para ella. Cuando pasó el funeral, al llegar a casa y quemar todas sus cosas, solo conservó una fotografía, en la que escribió el epitafio que él hubiera puesto en la tumba, en vez de esa asquerosidad bíblica. “Perdón”.

Innocent imitation of how it would be

Le gustaba torturarse con una imagen de ella sentada viendo un concierto de Edith Piaf, intentando cantar como ella. Le fascinaba hacer cosas que no podía hacer bien. No le molestaba para nada no ser buena en algo, a pesar de ser obsesiva podía ser leve. Y lo hacía volar a él también. Quizá hubiera podido cantar más veces, ser feliz más veces, pensaba Julián mientras daban las tres de la mañana.

in my imagination, you are cast in gold
your image a compensation for me to hold.

Su mejor amigo, José David, el mejor pintor que conocía, lo escuchó durante horas. Después de escucharlo, tomar vodka y acabarse los jugos con los que le decía que los combinara para no hacer la “nacada” (como él decía) de tomarlo sólo con agua natural y un poco de limón, le dijo a Julián que dejara de idealizar. Que tenía que aceptar que no hubiera sido todo miel en la luna si seguía viviendo, que tenía que liberarse de la culpa. Julián le dio un beso a su amigo, le dijo que iba al hotel y que le gustaba idealizar porque pensar en lo peor la había matado. José David le sonrió diciendo que lo quería y que se veían mañana para ir a ver a su mamá que tanto preguntaba por él. Julián se sintió muy extraño al recordar la sonrisa de David y la de María al mismo tiempo. Se sintió muy extraño de la gente que había amado. Tenían sonrisas hermosas para haberse roto tanto por el tiempo y las ausencias. Se puso a llorar.


Parallel lines, move so fast,
toward the same point,
infinity is as near as it is far.

Julián se sintió muy bien de pensar en tanto en una sola canción, quizá si podría ser escritor después de todo. Aceleró un poco más, ya quería llegar. Se quedó viendo las lineas. Cantó “Infinity is near as it is far.. Parallel lines”. Siguió viéndolas. Las líneas amarillas continuas. Recordó su primer viaje por esa carretera y lo pacifica que siempre le pareció esa ruta. Siempre se sentía bien en esa ruta. Cantó un poco más “Parrallel lines… move so fast”, la voz se le rompió un poco justo antes de meterse al carril contrario para morir aplastado por un camión.


No salió en ningún periódico. José David todavía lo extraña, todavía lo dibuja. 

miércoles, 15 de junio de 2016

La verdad.

¿La verdad? ¿Quieres saber la verdad sobre el mundo? ¿Quieres saber por qué de pronto, no importa dónde y con quién, te sientes solo? Bueno, verás... Cuando tenía unos once años, de hecho estaba a un par de días de cumplir doce, hace ya casi setenta años, vi el mundo por primera vez cómo realmente es. Como lo es detrás del velo.
Ese día me levanté más temprano de lo normal por la inusual dureza de la cama esa mañana. Salí de mi habitación y no había nadie. Pero, verás... No era como otras veces. De verdad sentí que no había nadie en el mundo, qué de verdad estaba completamente solo. Lo confirmé saliendo de la casa y buscando a mis vecinos. Bajé la colina donde vivía y nadie. Estaba solo. Me puse a llorar desesperadamente, me puse las manos en la cara y lloré probablemente durante horas. Esa fue la última vez que lloré creyendo que hacerlo lo resolvería. Cuando me quité las manos de los ojos el color se había ido. Sí, el color, m'hijo. Dejé de ver los colores. Ese fue el peor momento, donde no hubo vuelta atrás, donde perdí mi inocencia por completo. En el color está la esperanza, inclusive de la sangre que corre de moribundos. El cielo, los árboles, el sol, todo es gris. Lo son también las flores. Gris era lo único que había. Entre más angustiado más se había roto el velo. Más se iba a romper después.
No, hijo, sí veo los colores justo ahora. Pero a veces me huyen. Es entonces cuando tengo que tomar mis medicinas que no le gustan a tu padre. Para poder pintar, para recuperarlos del engaño que son mis memorias.  Hay engaños por todos lados, hay muchos que parecen ser La Verdad, hay otros engaños que lo son, pero no hay que caer.
Bueno, ese primer día estuve en las escaleras donde te gusta sentarte a ver el atardecer. Me senté todo el día allí hace setenta años. Todo se empezaba a ver cada vez más... duro. Todo es duro. Todo es asquerosamente frío... Perdón, te digo, a veces puedo percibir pequeños guiños de la verdad.
Comenzó a anochecer y sentí hambre. Decidí que si iba estar solo para siempre, si era el único humano, debía poner ponerme en alto. Ser el mejor. Un cazador, agricultor, ingeniero, todo. ¿Y qué crees que no había? Animales. No había animales y estuve tan asustado todo el día que no me había dado cuenta. Pero justo donde debían estar los animales, había rocas. Corrí a mi casa para encontrar una roca  atada donde estaba atado mi perro. Cada vez todo era más angustioso. Entré a la casa, al cuarto de mis padres, y encontré dos rocas, todo en el mundo son rocas. La tele, cada libro, cada cosa que imagines.
Bueno, las rocas eran grisáceas con manchas negras, como viejas, con paño de tiempo y por alguna razón pienso que también de sufrimiento, como ese paño que se ve en los ojos de tu madre cada que le preguntas por qué no tuviste hermanos.
Me senté en la sala y me desmayé. Desperté de un sueño doloroso, donde mi alma no era más que una tormenta de arena. Entonces me calmé, si soñaba, de verdad había algo más que esto.
Con la calma estoy seguro que pasaron semanas, pero no tenía hambre, era como si no cambiara nada. Todo en stop. Pero yo ya había dejado la infancia. En pocos días, entre pedazos de mierda gris, me volví el viejo que soy ahora. Todo esté tiempo me la pasé en casa. Decidí salir una "mañana" y el pasto eran pequeñas piedritas, todo era piedras, todo ser viviente. Pero algo había cambiado. Las piedras, cada una de las pertenecientes a un ser vivo, tenían un ojo. Uno solo en cada roca. Tenía que haber alguien viendo del otro lado. Siempre hay alguien viendo del otro lado. Ahora, tanto tiempo después estoy seguro que es la muerte. Estoy seguro porque un buen día toqué uno de los ojos, le rogué por clemencia. Sólo escuché una risa sórdida que me estremeció como nada lo ha vuelto a hacer. Me quedé viendo, esperando otra risa. Esperando morir de una vez. Viendo ese ojo. Pero de pronto, vi los ojos de mi hermano. "¿Qué haces acá?", me preguntó. Estaba en las escaleras. Había vuelto. ¿Pero qué podía decirle que hacía? ¿Le tenía que decir que no era real?

Tanto años después he resumido la verdad en dos posibilidades, ponme atención. Una hace que mi hermano sea real, otra que tú tampoco lo seas. Aunque, hey, tranquilo, que no importa, que uno se encariña con las mentiras que se dice. Mi primer teoría es que el velo es quizá la unión entre todas las habitación en las que nos tiene la muerte y nos mira para divertirse. Que la muerte es nuestro dios. Que nos mira y se ríe de nuestra ignorancia sobre lo que realmente tocamos, olemos, abrazamos, y entonces sí es su risa lo que a veces escucho, pero no estamos completamente solos.
La segunda es que tú, estás mirando una roca, y estás solo, lector, y tienes que mirar con más atención.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Los hermosos y elegantes guantes blancos.

Imagina a la chica  más linda que puedas, con todo y unos ojos más oscuros que el cielo, unos labios que brillan sin labial y un cuello tan largo que no podrías terminar de recorrerlo en años y al tipo más amargado y peculiarmente entretenido de mirar por sus prominentes ojeras y nariz.

Los dos se miran, él nota su vestido y los hermosos y elegantes guantes blancos casi llegando a los codos, piensa que es bastante agradable que se vista así en un lugar como este tan lejano de la moda o el buen gusto. También piensa que seguramente tiene un carácter de la mierda, igual que todas las mujeres hermosas que ha conocido. La más hermosa que ha visto no podría ser una excepción. Recuerda su odio por las personas y se voltea a ver a su amigo, el vocalista de la banda que está tocando Fake Plastic Trees e inundando el lugar.

La canción está justo a la mitad cuando ella le toma el brazo.

—¿Estás aquí por el alcohol o las mujeres? 
—Estoy aquí por mi amigo, el vocalista. 
—Bien, jaja. Son bastante buenos. Me gustó la canción anterior, también es un cover o es original. 
—Es original.
—Me gusta mucho ese tema de la muerte y la futilidad. 
—A mi me gusta la muerte, no voy a vivir demasiado. 
—¿"Vive rápido, muere rápido, deja un lindo cuerpo"?
—Más como vive lo que puedas en esta mierda, muérete pronto, lárgate. 
—¿Sabes? No creo que vivir sea tan malo. Ni siquiera cuando hay un montón de mierda en tu vida. — Quizá lo dices porque nunca has sufrido demasiado como para querer irte a la mierda. 
— ¿Tu estás jodido?
—No tanto como me quiero morir. 
—Mira, yo tuve una amiga que estaba bien jodida y... mira, te contaré. —lo toma de la mano y se sientan justo en la última nota— A mi amiga la violaban desde los diez años. De los diez a los diecisiete. Su padre y cuatro amigos. Su padre era el jefe de la policía del pueblo donde vivíamos. Los cuatro amigos eran políticos. Su madre al parecer jamás se preocupó por nada, Jamás notó nada. El papá al parecer era un ejemplo de la sociedad y un buen tipo, a todo el mundo le agradaba de verdad. Quizá a ti te hubiese agradado. ¿Y cómo tenían oportunidad de violarla? Viajes de cacería. El padre decía que a ella le gustaba la cacería y la violaban tres días seguidos por vez. Le hacían un montón de estupideces que no creo que a una persona normal se le podrían ocurrir. En uno de los viajes ella se metió al baño con un cuchillo para abrirle el estómago a los venados y se cortó las venas. Sólo lo hizo. Se las cortó a la mierda... Despertó. Sí. y de alguna manera despertó feliz de todavía estar viva. Cuando todavía estaba en el hospital su padre llegó con un maletín de dinero y le pidió que no respondiera ninguna pregunta a nadie y se fuera. Y pues nunca he vuelto a ver a esa chica. 
—Carajo. ¿Crees que haya venido a la gran ciudad? 
—Puede ser. ¿No todos queremos irnos a las grandes y hermosas ciudades a encontrar sueños y cumplirlos?
—Quizá. Mis amigos terminaron desde hace rato, debería irme. Te veo luego, espero. 
—Cuídate, eres muy guapo.
—Gracias, linda. 

El camina pensando en ella y algún quizá sobre su vida. 

Ella entra al baño, que extrañamente está vacío, y se quita sus grandes y elegantes guantes blancos. Se mira en el espejo, suspira y se echa agua al rostro. Luego se echa agua en las horribles cicatrices que cubrían los hermosos y elegantes guantes blancos. Le gusta mucho la sensación del agua, se siente bien inclusive en unas cicatrices como esas.  

lunes, 14 de marzo de 2016

Preguntas

I

Me preguntas qué es el amor
yo qué voy a saber
si sólo he dado dolor

me preguntas mil cosas
que no puedo responder
y no puedo llevarte rosas
hay un muro entre tus ojos,
tu alma, mis manos y nuestras horas.

Ya no quiero explicarte,
no quiero ser un profesor,
yo quiero con mis años mostrarte
cómo se siente el amor

pero no el de risas
y el beso inconsciente
que te dan esos fulanos,
si no el que se conoce solamente
al despertarse de las manos.







II

Tengo algo que mostrarte
voy a necesitar unos años
al final, después de botarnos,
me amarás
En el recuento de los daños
iré a visitarte
para decirte cuanto te necesito
y que no voy a marcharme

Entre las tinieblas
brillarán tus ojos,
el cielo de cualquier pintor,
tomarás mi mano
y no existirá el dolor,
caminaremos juntos
nos crecerán alas,
no tocaremos el mundo,
y la pregunta final,
la que no tiene respuesta,
nos topará en cualquier rumbo
y se pondrá a llorar
de puro terror
porque al fin alguien,
dos pedazos de tierra y sol,
pudieron averiguar
lo que era el amor.


domingo, 10 de enero de 2016

Quiéreme

Quiéreme
te lo ruego
con esta desesperanza
de pensar en tu olvido
aunque en la oscuridad
te deje descalza
y me vaya
y no te diga hasta luego
o te maquille la realidad

quiéreme lejos
aunque me aparte
y no vuelva pronto
aunque sea un fantasma
roto en tus espejos
y parezca más un estorbo

tengo miedo
y te vuelvo a rogar
quédate
que yo ya no existo
si me dejas de mirar